Gracias a Al Fox Carraway por el permiso de traducir esta historia para que todos pueden leerlo.
Salí para mi misión el 23 de febrero de 2011 y fui a servir en Filadelfia, Pensilvania, EEUU. Nunca voy a olvidar mis primeros días de mi misión y en especial un consejo de mi Presidente de Misión dio a los nuevos misioneros. Mientras que estábamos sentados en una aula en la capilla, él nos miró en los ojos y dijo “No me gusta la frase ‘los mejores dos años’”. Cuando él nos dijo esto estaba confundido porque era la frase escuchamos cuando crecemos miembros de la iglesia. Cuando son niños, las personas les dicen esto siempre, “Y cuando siervas en una misión, vas a pasar los mejores dos años de tu vida!” Aún hay una película SUD se llama “Los Mejores Dos Años” que creo muchos, si no todos, de ustedes han visto antes.
Pero, lo que él me dijo entro a mi corazón, y lo medite en ello desde el primer día de mi misión, y pensé en ello cada día! Regrese a mi casa hace casi dos años. Y mucho ya paso en mi vida después de mi mision. Y ahora puedo decir que mi Presidente tenía razón. Mi misión no era los mejores dos años de mi vida, y así debe ser. Mi misión siempre va a ser algo especial en mi vida y cuando paso más tiempo en mi casa, mas pienso en mi misión y todo lo que aprendí, sentí y experimente. Extraño las personas de Cabo Jay, Nueva Jersey, Valle Forge, Pensilvania, New Castle, Delaware, Honesdale, Pensilvania, y Allentown, Pensilvania. Todas estas personas me bendijeron y me ayudaron a cambiar me en el hombre quien es soy hoy día.
Ruego, Todos quienes sirvieron en una misión, no deja que sea los mejores dos años de tu vida, pero que sea el fundamento de lo que puede pasar en nuestros vidas.
Mi Presidente dijo mas. Él dijo “Una misión no es, y no debe ser los mejores dos años de tu vida. Pero, son los mejores dos años que puede hacer por tu vida.” Me encanta esto! Mas él dijo “Cuando vayas a tu casa, vas a casarte y tener más experiencias sagradas que tu misión puede dar.” El explico cuanto él amaba su misión, pero estar casado a su esposa y sus llamamientos pasados eran parte de los mejores años de su vida.
Mi misión es algo especial en mi vida, y me ayudo a cambiar me hasta la persona quien es soy hoy, como persona, como esposo, y como padre. Pero, en todas las cosas que me pasaron, mi misión era un fundamento para construir cosas mejores que podía imaginar!
En mi tiempo después de la misión tuve muchas experiencias sagradas, por esto yo sé que lo dijo mi Presidente era verdadero. Conocí mi esposa mi primera semana en casa. Ella estaba viajando y hablando casi cada día cuando estábamos saliendo antes de nuestro casamiento. Fui con ella por todos lados, y vi mi esposa ayudar las vidas de miles de personas por todo el país. Y conocimos autoridades generales, líderes y apóstoles, y todo esto tiene un impacto en mi vida.
En agosto de 2013, case y sello en La Casa del Señor, y en junio de 2014 nació nuestra primera hija, Gracie Lena. Cada día, en el tiempo después de mi misión yo he experimentado y he visto más de las bendiciones de Dios. Vida después de la misión es mejor y los experiencias sagradas son más profundas.
No deja que tu misión sea la experiencia mayor de tu vida espiritual! Hay más para venir si te permites. Cada día es nuevo, y no le espera para nadie. No deja que pasa las oportunidades para hacerlo mejor y ser mejor y recibir y experimentar más. Una misión no debe ser los mejores dos años de tu vida, para nada! Debe ser los mejores dos años por tu vida. Con Dios, cosas maravillosas nos espera. Sigue Adelante, Sigue creciendo, Sigue aprendiendo, Sigue fortaleciendo, y Sirviendo. Porque en verdad, los últimos dos años desde regrese eran más sagrados e inspiradores, llena de bendiciones y oportunidades que nunca podía recibir sin Dios ni mi proprio esfuerzo.
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